COLORADO, USA — Una llamada al 911 realizada en 2021 por la abuela del sospechoso del tiroteo en Club Q pinta una imagen de una persona tan molesta por una posible mudanza a Florida que estaba decidida a lastimar a otros incluso si murieran en el proceso.
“Últimamente ha estado abatido y muy molesto porque estamos vendiendo nuestra casa”, dijo Pamela Pullen al despachador. "Entró en pánico y dijo que no podía irse. Y ahora sabemos por qué. Literalmente ha estado juntando cosas para hacer una bomba enorme".
Anderson Aldrich, ahora de 22 años, se identifica como no binario y usa pronombres ellos/ellos, según sus abogados defensores en el caso del tiroteo masivo. Aldrich está acusado de 305 cargos relacionados con el tiroteo del 19 de noviembre en el Club Q en Colorado Springs que mató a cinco personas.
Más de un año antes, el 18 de junio de 2021, la abuela del sospechoso llamó al 911 después de huir de su casa en la cuadra 9800 de Rubicon Drive, que compartía con su esposo y el sospechoso.
"Está enojado con el mundo en este momento. No sé por qué. Simplemente... odia a todos. Odia a los alguaciles. Ha tenido una vida realmente difícil", dijo Pullen sobre el sospechoso.
> Escuche la llamada al 911 a continuación:
Ella dijo que habían adoptado al sospechoso cuando tenía unos 10 años y que sufría de trastorno de estrés postraumático severo.
"[Aldrich] dijo que volaría todo el departamento de policía o un edificio federal. Y quiere salir, básicamente quiere morir y quiere salir en llamas", dijo Pullen. "Nos iba a matar a los dos porque dice que nos vamos a ir también".
Ella y su esposo estaban en su automóvil en un estacionamiento cuando llamaron al 911 y explicaron que el sospechoso estaba molesto por su mudanza planeada a Florida.
"La única razón por la que pude salir es porque le mentí y le dije que no nos mudaríamos a Florida", le dijo Pullen al despachador. Y haremos lo que él quiera.
Ella dijo que el sospechoso accedió a dejarlos irse después de que la pareja dijo que necesitaban recoger a sus perros en un centro de embarque. El sospechoso les ordenó que no llamaran a nadie mientras no estaban. En un momento durante la llamada, el despachador preguntó a dónde podría ir el sospechoso si salía de su casa.
"Vendría a buscarnos para dispararnos. Lo haría. Porque ahora sabe que no vamos a regresar y llamaremos a alguien. De lo contrario, ya estaríamos en casa", respondió Pullen. "Le mentí, lo que nunca había hecho antes. Le dije que íbamos a casa y me preguntó si había llamado a alguien y le dije que no".
Pullen parecía estar sollozando durante gran parte de la llamada al 911 de 17 minutos, durante la cual dijo "no podemos ir a casa con esto" y describió la bomba que estaba en su sótano.
"Es un montón de cosas diferentes que ha juntado", dijo Pullen. "Y no tenía ni idea. Nos lo mostró hace unos minutos. Está en una caja enorme".
Continuó diciendo que la bomba tenía unos tres pies de largo y unas 20 pulgadas de alto. Ella le dijo al despachador que el sospechoso tenía dos armas en la casa, incluido un rifle AR-15, que ella estaba tomando oxígeno y que había "múltiples tanques" de oxígeno dentro de la casa.
"Mi peor temor es que va a lastimar a mucha gente. Nos dijo, literalmente dijo que si llamas a alguien y viene aquí, me voy a llevar una gran sorpresa", dijo Pullen. "Y mucha gente va a morir y será culpa nuestra. No quiero que nadie salga lastimado".
SWAT finalmente arrestó al sospechoso en una casa en la cuadra 6300 de Pilgrimage Road, donde vivía la madre del sospechoso.
Más tarde, se incautaron dos armas y materiales para fabricar bombas en la casa de los abuelos y se colocaron en el Centro de Evidencia de la Oficina del Alguacil del Condado El Paso. Los agentes dijeron que encontraron más de 100 libras de nitrato de amonio en una tina en la casa.
Nadie resultó herido en el incidente de 2021, pero el sospechoso fue acusado de tres cargos de secuestro y dos cargos de amenazas. Sin embargo, el caso fue desestimado en julio de este año porque no se pudieron entregar las citaciones para las víctimas, que incluían a la madre y los abuelos del sospechoso. Luego se selló el caso. Los detalles al respecto permanecieron limitados hasta que un juez ordenó que se revelara a raíz del tiroteo en el Club Q.
Cinco personas, Daniel Aston, Kelly Loving, Ashley Paugh, Derrick Rump y Raymond Green Vance, murieron en el tiroteo.
Otros diecisiete resultaron heridos por disparos, dijo la policía. Otros cinco resultaron heridos, pero no por disparos.
Dos personas son aclamadas como héroes después de acabar con el tirador dentro del club.
El sospechoso está acusado de 305 cargos en el caso y debe comparecer ante el tribunal para una audiencia preliminar en febrero.
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